
Ángeles León 🔥 4⭐
#AngelesLeon #Angeles #CDMX
• Diva: Ángeles León
• País de origen: Colombia 23 años.
• Arancel: $2,800 por una hora (solicita anticipo de $200 para agendar).
• Servicio incluye: GFE (trato de novios), besos, abrazos, caricias, baño juntos, oral con condón, diferentes posiciones (es incluso sugerente) es muy complaciente y atenta a la comodidad y disfrute de ambos, se deja tocar, más aclaró que no le gusta que le introduzcan los dedos, solo estimularla. Da dos relaciones en la hora.
• Lugar: Hotel y Villas Patriotismo
• Fecha: 13 de Mayo del 2025
• Puntualidad: 10/10. Súper puntual, llegó al lugar a la hora citada; la demora fue por causa mía pues tuvimos que cambiar de sede al no tener cupo en la opción acordada en un principio, por lo que resalto su buena disposición y flexibilidad en este tenor.
• Reseña: Noche de debut para un novato en el club DIVAS. Después de varios días leyendo en los canales de DIVAS VIP y tratando de aprender lo más posible de sus aportaciones en ellos, decidí dar el salto (pun intended) y aventurarme a este nuevo mundo, y gracias a la recomendación de un amigo y buen aportador al canal fue que di con una niña que hace gala a su nombre: Ángeles.
Como me fue instruido, le contacté por WhatsApp para pedir su información y disponibilidad, obteniendo prontamente su respuesta, por lo que sintiéndome osado y tentando a la suerte, pregunté por algún espacio para el mismo día, y vaya que la tuve, pues tenía disponible a las 7 pm; todo se fue alineando. Accedí al horario y para confirmar me pidió un depósito de $200, el cual gustoso transferí: teníamos una cita.
Como he mencionado, soy totalmente nuevo en esto, y sabiendo por su mensaje que se le puede citar en los hoteles de Av. Patriotismo y Revolución, acordamos vernos en “Le Revê”. Llegué al lugar con solo dos minutos para las 7:00 (lo sé, mi error) para encontrarlo sin disponibilidad y con espera aproximada de 30 minutos (¡qué diantres, es martes!) y mientras trato de imaginar qué podría hacer, recibo su mensaje: “Hola amor cómo vas”, “llegué pero no hay disponibilidad, espera de 30 min”, “yo también ya llegué… te aconsejo que te muevas de hotel”. Para alguien con los nervios a tope y en una situación como la mía, en verdad que se agradecen ese tipo de detalles, desde ahí empieza la experiencia.
Acordamos movernos a “la oficina”, me dirijo hacia allá, un par de minutos después me hace saber que ella ya está ahí y yo, esperando el verde de los semáforos… llego de prisa, pido una habitación, me dan la llave y de inmediato le mando foto (pues me pidió mandársela en cuanto la tuviera), entro a la habitación, me mojo la cara y suena el teléfono: “permítale pasar, por favor” contesto, y los nervios se empiezan a elevar exponencialmente.
Tocan a la puerta y mi nerviosismo detiene la respiración por un instante, me acerco y veo por la mirilla a una bella señorita vestida en top blanco, cabello negro y largo, labios pintados en rojo, muy a mi gusto, procedo a abrir la puerta para ser saludado con un alegre y cantadito “hooolaa”, con ese tono de Colombia que cautiva - y sí, que también calienta -, entra una señorita despampanante, joven, con una sonrisa que ilumina la habitación, un andar que no te permite mirar hacia otro lado, y con una vibra y una energía tan cool que te hace saber al momento que será una experiencia para recordar.
Ella se presentó, me preguntó por mi nombre, se interesa por cómo di con este servicio y sobre la recomendación que me dieron para con ella, si había contratado antes. Yo atendí a su conversación y compartí que era la primera vez, en general, y que estaba nervioso, lo que creo que le causó ternura pues se sonrió y me dijo “amor, no te preocupes…”, le pedí guiarme en todo pues busco aprender y me contestó “claro, yo te ayudo”.
Antes de pasar a algo más, me pidió liquidar lo restante del servicio y así lo hice, y para ese momento ya eran las 7:21
Después de confirmar la transferencia, se puso de pie, me pidió hacer lo mismo y acercarme a ella, me preguntó qué música me gustaría escuchar, para lo cuál me permitió su celular y escogí una canción de lounge/down tempo que me encanta, suave, sensual y algo provocativa, y al parecer a ella también le gustó; me dijo “imagínate que soy tu novia…” con esa música de fondo y mientras comienza a desvestirse, se quita el top para descubrir un busto bien formado, de buen tamaño para mi gusto, tentador y con el bronceado triangular de fantasía, digno de ovación.
“Ahora tú quítate la ropa” me dijo, y mientras obedezco, volteo para ver que ella también empieza a quitarse el pantalón… solo pude pensar: “¡woooow!”, si con ropa se veía bien, sin ella se ve aún mejor: unos glúteos grandes, deliciosos, que realmente asemejan a un durazno que mueres por morder como fruto del deseo que es, y qué decir de esa tanga negra de Victoria que le acompañaban y cuyo Secret moría por descubrir, simplemente de impacto, no apto para cardiacos o con deficiencias respiratorias; ella quita el aliento.
Me acercó más a ella tomando de mi mano hasta sentirla pegadiza a mi, me dijo “puedes tocar” mientras guiaba mis manos a su busto que es un deleite acariciar, me comenzó a besar suave y delicadamente, yendo de mis labios hacia mis hombros y después al pecho mientras yo hacía lo mismo con ella y al tiempo, mis manos empezaban a descubrir su cuerpo, una piel tersa, suave y firme donde lo debe ser, con dulce aroma y con tonalidades de fotografía gracias a la luz tenue que iluminaba la habitación.
Se volteó dándome la espalda para repegarme ese rico durazno que tiene mientras me pregunta “¿te gusta?”, a lo que no pude contestar más que “me encanta” mientras yo buscaba pegar a mi despierto amigo más y más a ella. De nueva cuenta se volteó para quedar frente a mi, comenzó a estimularme por encima de la ropa interior para después pedirme que la retirara por completo.
Me preguntó “¿te gusta el oral?”, a lo que no supe qué contestar más que “creo que sí”, se sonrió y me pidió recostarme en la cama, abrió un preservativo como dicen las instrucciones (sí, las leí) y me lo colocó para proceder con lo propuesto: ufff, poder verla mientras lo chupaba me fascinó, la forma, el ritmo, yo sólo podía articular “wooow”, por segunda ocasión; gracias a su cabello negro y largo pude cumplir el deseo que muchos consumidores de contenido habremos de tener, acomodar su cabello para verla mientras lo hace al tiempo que (sin rudeza) pude apoyar mi mano en su cabeza para acompañarle y jugar un poco con el ritmo y la velocidad… que momento y que experiencia.
Después de un par de minutos, tomó una pausa para acercarse a mi oído y preguntarme si quería empezar y sin dudar accedí. Se incorporó un segundo para pasar a colocarse encima de mí, condujo son su mano mi herramienta de trabajo ¡y venga!, comenzó a montarme y deleitarme de forma riquísima, acompañando sus movimientos con gemidos apretaditos y deliciosos que aunados a la vista de verle encima mío eran una experiencia para todos los sentidos, y sin duda, formaron una mezcla simplemente angelical (see what i did there?).
No mentiré, el deleite duró menos de lo que me habría gustado, pero por mi culpa, no pude contener el fuego que esta mujer provoca y el halcón milenario se fue a hipervelocidad apenas unos minutos después de empezar; y no se mal entienda, fueron minutos riquísimos y fascinantes, por eso me fueron breves.
Al notarlo, ella me preguntó si me había venido ya, y en medio de mi trance químico-cerebral, sólo pude asentir mientras sonreía extasiado. Ella se levanto, me ofreció y acercó agua para recuperar el aliento y fue a lavarse. Cabe mencionar que siempre, durante toda la cita, fue muy amable, dulce y comprensiva conmigo, con muy buena actitud y siempre con una sonrisa dibujada en el rostro; eso para mi cuenta y contó mucho; pero ojo, su sonrisa pícara me hace pensar que también puede transformarse; cuestión de preferencias y de preguntarle yo pienso; para mi fue justo adecuada.
Después de unos minutos y lograr reincorporarme, conversamos un pequeño rato, para después preguntarme de forma pícara, sosteniendo otro preservativo en la mano, moviéndolo como quien agita suavemente un abanico a la sombra en un día de calor, incitando al animal que llevamos dentro, si creía que pudiera con un segundo, a lo cual, aún dudando de mi capacidad afirmé, y para ello me sugirió intentar otra posición que me emocionó y que me compartió también a ella le gusta, y aunque ante tal proposición mi amigo ya estaba despertando, le pedí su apoyo para alistarnos y ella accedió.
Es necesario mencionar que para este momento ya faltaban menos de veinte minutos para que se cumpliera la hora. - Tras colocarme el preservativo incitador, procedió a estimularme con su mano mas un pequeño oral y tras obtener resultados me dijo “venga, cámbiate”, rápidamente me levante y me puse de rodillas mientras ella se colocaba frente a mi, pero esta vez, en cuatro… ¡buuufffff!, no daba crédito a lo imponente de la situación.
Me conduje hasta ella y empezaron los movimientos de cadera que hicieron realidad otro sueño, y de nueva cuenta, estos estuvieron acompañados por aquellos gemidos que me endulzaban tanto el oído al tiempo que me prendían de una manera impresionante, un detalle superior (y ahora condición sine qua non para mi), unos choques bombeantes que parecían hacer eco en el vacío del resto de la habitación, sus firmes glúteos firmes chocaban contra mi mientras yo los apretaba con cierta fuerza pero sin buscar lastimar (aquí apunto que me habría fascinado poder nalguearla mientras estábamos ahí, pero como no podía ni hablar y no pregunté con antelación, preferí reservármelo), y una vista que ¡pffff!.. dinamita tus neuronas, es difícil de describir por su belleza, por su impacto, de esos cuadros de colección que dejan con una sola frase en mente: “wooow”, el tercero de la noche.
Desafortunadamente, no logré llevarla al clímax como me habría gustado (imo: no se trata sólo de uno mismo, se ocupan dos para hacerlo y para los dos debe ser), pues nuevamente no duré mucho antes de terminar agotado, ella muy comprensiva me dijo que no había por qué preocuparse y me sugirió acompañarle a la ducha para asearnos antes de su partida, y así lo hice, nuevamente caminando detrás de ella, aprovechando cada espejo para ver tantos ángulos como fuera posible, embobado por su belleza, su cuerpo, su ánimo, su energía… en fin, por toda ella.
Conversamos un poco más, terminó de asearse, se vistió, miro la hora en su reloj, revisó el celular un momento para después dirigirse a la puerta, a donde por supuesto le acompañé y finalmente despedirse de mi con un beso de poquito y dejarme, simplemente, pensando en Ángeles. La recomiendo ampliamente, no hay más que agregar.
Repitiría: ¡Sí, seguro!
Agradecimientos especiales: a mi amigo por la recomendación y el apoyo y a la misma Ángeles por el excelente trato, comprensión y la gran experiencia.