
Daviana Cortez 🩹 2⭐
#DavianaCortez #CDMX
• Diva: Daviana Cortez (antes Andreita Love, Hady o Larissa).
• País de origen: Venezuela
• Arancel: $3,500 (en aquel entonces 2023). Tiempo acordado: 1 hr. Forma de pago: Efectivo. Anticipo: $500
• Servicio incluye: Relación vaginal con preservativo, trato de novios, lencería, besos, oral con preservativo, puedes acariciar cualquier parte de su cuerpo.
• Lugar: Hotel y Villas Patriotismo
• Fecha: Octubre 2023
• Puntualidad: Adecuada (Arribó con unos minutos de retardo, pero tolerable).
• Reseña:
Una cita inolvidable, pero no como esperaba.
Hace un par de años, decidí vivir una experiencia con una escort venezolana cuyo perfil me intrigó (derroche de sensualidad con sus imágenes, y con un aura de misterio). A pesar de encontrar algunas reseñas negativas en foros en línea (primera red flag), la curiosidad pudo más y concreté una cita con ella vía WhatsApp.
Preparé todo con esmero, reservando una habitación en el hotel (predefinido por todos los que participamos en este deporte extremo), siguiendo los protocolos de higiene para recibirla lo mejor posible.
Aunque cometí el error de sugerirle un atuendo por mensaje de WhatsApp (algo que ella recibió con desagrado, haciendolo notar en sus mensajes, segunda red flag), logramos acordar un encuentro.
Pagué un depósito anticipado (a pesar de las advertencias de hacer esto, por las experiencias que leí sobre ella, arriesgándome a que me pudieran dejar plantado) y esperé con nerviosismo su llegada.
Cuando me avisaron de su llegada (cosa que me tranquilizó al no ser estafado), y ella tocó la puerta donde me encontraba instalado, quedé impresionado (como niño en frente de un gran regalo de navidad), observe a una mujer de baja estatura pero con una presencia arrolladora, magnífica y cautivadora a mis ojos, derrochaba una sensualidad inigualable, vestida con un ajustado vestido negro elegante que acentuaba sus magníficas curvas definidas por su dedicación en el gym.
Sus encantadores ojos y su acento venezolano añadían una magia irresistible. Sin embargo, desde el primer momento de verla en persona, noté cierta frialdad en su saludo (un beso fugaz), que me hizo intuir que la noche no sería tan cálida como imaginaba (tercera red flag).
La conversación inicial fluyó, aunque con cierta formalidad. Al tocar el tema del pago, intenté ganarme su favor con un detalle extra (le encantó cuando lo logro abrir), esperando que esta atención a ella mejorara su servicio, a uno excepcional. En la intimidad, traté de ser considerado, llevando un ritmo lento. Hubo destellos de conexión (un beso muy intenso que logré robarle, un oral hábil de parte de ella a mi persona, que me terminó de prender), pero pronto la atmósfera se tornó mecánica.